Del amor al odio

"hay un paso". 


¡Y qué paso tan corto! Apenas hacen falta unos segundos para darlo. Y es lo que nos pasó a EX y a mi.

La intención era llevarnos bien, tener una relación cordial, pero la cruda realidad es que no podemos ni mirarnos a la cara.


Llegó enero y, viendo que no había posibilidad ninguna de arreglarlo, era el momento de hablar sobre la custodia.

Me hizo su propuesta: custodia compartida al 50%.
Yo me negué. Torbellina no tenía ni 2 años y me parecía una auténtica locura separarla de mi durante semanas enteras cuándo, hasta a aquel momento, no había dormido ni una sola noche sin mi.

Entonces EX empezó a decirme que yo había cambiado y me acusaba constantemente de intentar separarlo de su hija (¡Cómo si alguna vez hubieras estado unido a ella! Pensaba yo) para hacerle daño.

Hablamos durante días, pero siempre acabábamos discutiendo y no éramos capaces de encontrar una solución. Así que le propuse de contactar con un centro de mediación que nos ayudase a llegar a acuerdos en los que ambos nos sintiésemos cómodos.

EX se encargó de buscar el despacho y me comunicó que había cogido hora para la tarde del siguiente día. Como siempre, hizo las cosas sin consultar antes conmigo, así que yo tenía planes que no podía cancelar y le pedí que cambiase el día.
Pero no lo hizo, no cambió el día. Me dijo que iría sólo y al salir me informaría de todo lo que hubiesen hablado. 
Tampoco lo hizo. No me informó de nada. Se limitó a decirme que me llamarían desde el despacho para quedar conmigo y explicarme lo mismo que le habían explicado a él. 

Y así fue, me llamaron y quedé con la chica el siguiente lunes a las 19h. 



Llegó el lunes. Me desperté a la misma hora de siempre, desayuné, me vestí y me fui a trabajar. Torbellina estaba con EX desde el sábado así que al llegar a la oficina le escribí un WhatsApp: "A las 19h voy al despacho de los mediadores. Te avisaré al salir para que prepares a la niña, y la paso a recoger."


Aquí, a partir de las siguientes líneas, es cuándo yo di ese paso del que habla el refrán. 



EX contestó a mi WhatsApp con un Burofax (vía mail) en el que me informaba que no podía pasar ese día a buscar a Torbellina porque desde ese mismo momento empezábamos a realizar custodia compartida por semanas alternas, que esa semana le tocaba a él y, que si quería, el miércoles por la tarde me permitía realizar una visita de 1 hora en algún lugar a pactar entre ambos. 

Además me informaba que para cualquier consulta podía dirigirme a su abogada, la señora M., que curiosamente era la misma persona con la que había hablado por teléfono el viernes y con la que tenía que reunirme esa tarde para mediar.

Se me encogió el corazón. Llevaba 3 días sin ver a mi pequeña y él, por la gracia de Dios había decidido imponer su propuesta como la válida. 


Empecé a llamarlo y a enviarle mensajes, pero él no contestaba. No paraba de repetirme a mí misma -¿Qué hago ahora?- ¡No me había asesorado, no tenía abogado!


Llamé a mi prima MS, que llevaba 1 año separada y había tenido que ir a juicio por la custodia de su pequeña, y enseguida me dio el teléfono de su abogado.

Lo llamé inmediatamente, pero no me cogió el teléfono, así que le dejé un mensaje en el buzón de voz. "Son las 11 de la mañana, posiblemente estará en un juicio" me decía mi compañera de trabajo. 


A los 30 minutos me llamó. Le conté entre sollozos lo que pasaba y él me dijo que fuese la tarde del día siguiente a su despacho para empezar los trámites de custodia. De mientras, él intentaría ponerse en contacto con la señora M. para que yo pudiese llevarme a Torbellina a casa.



Me sentía traicionada. ¿Cuál era la intención real de la señora M. al citarme en su despacho? ¡Si EX ya la había contratado como abogada!
Me sentía triste. ¿Dónde estaba mi hija? ¿Cuándo volvería a verla y abrazarla? Me dolía el corazón como si me lo estuvieran arrancando.

Me sentía decepcionada. ¿Cómo pudo EX engañarme diciéndome que todo saldría bien mientras a mis espaldas contrataba una abogada?
Me sentía estúpida por haber creído que todo iría bien sin abogados, que entre nosotros lo arreglaríamos. Estúpida por creer que a mi no me pasaría como esos casos que salen por la televisión, esos que un padre desaparece con el hijo y el otro padre no puede hacer nada.


Salí de trabajar y me fui directa a casa de mis padres. Mi padre estaba trabajando en turno de tarde y mi madre estaba sola en la cocina.

"Mama, se la ha llevado, necesito un abogado". Y empecé a llorar, y mi madre me abrazó, fuerte, muy fuerte. "Pagaremos los abogados que hagan falta, no sufras, no dejaremos que te la quite".


Al día siguiente acudí al despacho de mi abogado (en adelante Salva). Empezó a explicarme que EX tenía una situación ventajosa por sus turnos de trabajo, que era posible qué de llegar a juicio consiguiera la custodia compartida y que, ante esto, lo mejor que podíamos hacer era ofrecerle un pacto. Un pacto donde ambos tuviésemos la custodia de Torbellina, pero que me favoreciera a mí.  

Yo seguía sin querer una custodia compartida y me parecía una locura hacer que una niña de 20 meses se pasase la semana de casa en casa como una pelota. Pero si no ofrecía algo que a él le pudiera tentar, si no había un acuerdo firmado, podría volver a llevársela en cualquier momento y yo no podría hacer nada porque "él es el padre y puede llevársela dónde y cuándo quiera".


Le hicimos llegar nuestra propuesta de custodia a la señora M. y ésta intercedió para que EX me dejase ver a Torbellina. La única condición que ponían era que yo no intentase llevármela. 

- Salva, me la voy a llevar
- Yo les diré que sólo quieres verla, tu haz lo que creas conveniente.

Y así me presenté con mi prima MS en el lugar de encuentro, dispuesta a coger a mi hija y llevármela a casa.

EX me mandó un mensaje a los 10 minutos diciendo que si no le confirmaba por escrito que no iba a intentar llevarme a la niña, no vendría. Nos pasamos unos minutos discutiendo, y finalmente planteé la situación de manera que viniesen pero sin dejar por escrito que yo no me la iba a llevar.


Vino con un compañero de trabajo y con Torbellina en brazos. 
Al verlo estiré los brazos para coger a mi pequeña, pero él me dio la espalda y me dijo que no me la dejaba coger, que entrásemos a la cafetería a tomar algo y así podría verla. Le dije que no pensaba sentarme en ningún sitio con él y aproveché que Torbellina hacía fuerza para venir conmigo para agarrarla por la cintura y separarla de EX. La abracé todo lo fuerte que pude, me di la vuelta y empecé a caminar hacía mi coche. 

La situación, a partir de aquí, fue muy violenta. MS me agarró del brazo y empezó a estirar de mi, mientras EX y su compañero se ponían delante nuestro e intentaban cerrarnos el paso. 

EX no paraba de decirme: "Si te la llevas te denuncio". Y yo no decía nada, sólo miraba a mi niña y le decía cosas para intentar distraerla.
Al mismo tiempo oía como el compañero llamaba al 112. "Hola, llamo para informar que una chica intenta llevarse a la niña de un compañero". ¿Una chica? ¡Soy la madre! 
Nos chocábamos contra la gente, que se quedaba mirando con espanto la situación, pero seguíamos avanzando. Ya casi habíamos llegado al parking.

Cuando llegamos al coche, metí a Torbellina en su sillita y encendí el contacto. EX se fue con su compañero y MS sonreía. "No puede ser tan fácil" le decía yo mientras me dirigía a la salida. 

Y no, no lo era. EX estaba en la salida del parking, parado en medio de la rampa, evitando que pudiera avanzar. 

Por fin llegó la policía, que nos preguntó por separado que había pasado.

Nos estamos separando, él ha tenido a la niña el fin de semana y ha decidido que se la va a quedar toda la semana. No hay auto judicial ni acuerdo, así que yo he decidido que no se la queda toda la semana y que me la llevo.
- Ya puedes irte. Pero contratad un abogado y llegad a un acuerdo, no podéis repetir esto, por el bien de la niña. - me dijo el policía.
Igual que me había pasado a mí, él no podía hacer nada. Yo era la madre y, a falta de una resolución judicial, podía llevármela cuándo quisiera.


Aquella noche, muerta de miedo por si aparecía EX con intención de llevarse de nuevo a la niña, me fui a dormir a casa de mis padres. La mañana siguiente, mi padre cambió la cerradura del piso. Y durante días no salí sola a la calle.





Para ser sincera, aún no sé de dónde saqué el valor para resistir aquella situación. Bueno, en parte si lo sé. De mi prima MS. Creo que nunca podré agradecerle suficiente que no soltara mi brazo en ningún momento.


El pánico se apoderó de mí y firmé un acuerdo qué, a pesar de que me favorecía, no era lo que yo quería para mi hija.

Sé que Salva me aconsejó con buena voluntad y que creía que era lo mejor que podíamos conseguir, pero firmarlo jugó en mi contra en los posteriores juicios.


Así que mi consejo es que no tengáis prisa en firmar un acuerdo, porque si en ese momento os invade un miedo tan fuerte como el que me invadía a mí, podéis arrepentiros eternamente de haberlo hecho. 


Comentarios

  1. Hola.en los tema de custodia nadie gana y la peor parte la llevan nuestros hijos. Pese a que las madres quremos tener a nuestros peques lo mejor es la custodia compartida aunque los niños sean bebés. Los padres también están capacitados para cuidar de sus hijos y en los casos de custodia de mi zona los jueces están concediendo este tipo de custodias... Mucho ánimo.

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  2. Que duro lo que cuentas..... espero que lleguéis a un punto de entendimiento por vuestra hija, pero mientras tanto dejar todo bien atado. Yo si estoy de acuerdo con la custodia compartida siempre que esta no se convierta en una forma de fastidiar al otro, los padres como dice Marta M. si están capacitados para cuidar de sus hijos, otra cosa bien distinta es que nunca lo haya hecho y quiera hacerlo ahora por otros motivos. Lo coherente como adultos es buscar el bien del menor, pero eso es difícil... tengo una amiga que después de años de luchas por custodias y demás ha tenido la capacidad tanto ella como su ex de llegar a un entendimiento, para ello tuvo primero que pasar tiempo, ahora forman una "peculiar familia" en la que se ha incorporado la actual pareja de ella y un nuevo bebé y el ex en cuestión ejerce de padre siempre que quiere y puede incluso todos juntos, pero claro esto es totalmente idílico.
    Nunca hay que dejarse llevar por la desesperación a la hora de firmar absolutamente nada, aunque entiendo que lo hicieras.... un abrazo de ánimo guapa

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  3. Uf, qué difícil tiene que ser vivir eso. Yo no sabría que decirte, pero te mando toda la fuerza y ánimo para enfrentar la situación, seguro que al final llegáis a un entendimiento. Pero vamos, que en mi humilde opinión, las cosas por su parte no se hacen así, ante todo hay que pensar en los chiquillos.
    Mucho ánimo.
    Un besin

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  4. joder... siento mucho la situación. Cierro los ojos y intento ponerme en tu lugar y la ansiedad y el dolor hacen que el corazón se me dispare.
    Ánimo y fuerza. Te necesitan entera , un abrazo.

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  5. Que pena acabar así, pero yo si creo que lo mejor es la custodia compartida, porque ellos tienen el mismo derecho a verlos crecer. Claro que llevarse bien facilita mucho las cosas... suerte y animo

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  6. Que situación más horrible la verdad.
    Yo opino como Marta y Mismellis, que lo ideal sería una custodia compartida pero claro si antes no ha tenido ese cuidado y relación con su hija es muy cínico que lo pida ahora.
    Un beso

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  7. Joder, muy duro lo que cuentas. Me he sentido muy mal con todo lo que has vivido. Ojalá llegue el entendimiento, sobretodo por torbellina.
    Un abrazo

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