¿Y ahora qué hago?

¿Y ahora qué hago? ¿Podré rehacer mi vida? ¿Qué he hecho? 

Éstas son algunas de las preguntas que rondaban por mi mente la mañana siguiente a dar el paso de separarme. 


Cuando te has pasado 5 años en una relación, cuando has convivido con otra persona durante 2 años, cuando tienes una hija... dejas de hacer planes de forma individual, ¡piensas en pareja, en familia! Y volver a vivir la vida siendo sólo una... cuesta. 


Y es precisamente por esto, porque cuesta hacerse a la idea de que ya no hay un nosotros, que no pensé en dejar todo por escrito y bien atado desde el principio. 


Durante las primeras semanas aún anteponía su comodidad a mis deseos:
- Le dejé quedarse en el piso hasta que encontrase un sitio donde vivir, porque me daba pena que tuviera que irse deprisa y corriendo y que le faltara calefacción, comida o agua caliente.
- Le dejé llevarse a la niña todos los días que tenía fiesta, llegando a avisarme la misma mañana de que iba a llevársela y teniendo yo que anular los planes que había hecho, porque me sentía culpable por separarlos.
- Le dejé usar la cuenta conjunta para comprar los regalos de reyes de Torbellina, porque él ahora tenía que pagar un alquiler.


¡Qué buena relación! Podréis pensar. Quizás para una pareja normal sí lo sería, quizás en otro caso esta situación se podría haber mantenido y podríamos haber sido ambos muy muy felices.
Pero la realidad es que el tiempo fue pasando, no había nada por escrito porque había buen rollo entre nosotros (y yo presumía de ello) y yo ni había mirado ni había hablado con nadie porque pensaba que "entre nosotros ya lo arreglábamos".

Y entonces me pegó la puñalada... 


Por eso, si pudiera volver atrás, haría las cosas de diferente manera:


1.- Buscar un abogado (ya sea privado o de oficio) o contactar con un centro de mediación, para que me dieran las primeras orientaciones.

2.- Llegar a una acuerdo de visitas y dejarlo por escrito. Hubiera sido muy difícil y nos hubiera llevado a tener discusiones durante días, pero nos habría dado libertad a la hora de hacer planes y nos habría evitado situaciones de tensión.

3.- Explicárselo a la familia. Durante las primeras semanas sólo mis amigas Pitufina y Maizizte sabían lo que estaba pasando (y, por si no lo recordáis, viven lejos de mí). No quería decir nada a mis padres porque no sabía si iba a ser definitivo y no quería preocuparlos, así que me encontré sola en casa y sin poder llorar en el hombro de mi madre. Y, para ser sincera, hasta que no se lo conté a ella no pude empezar a curar mis heridas.

4.- Hacer un listado con las pertenencias de cada uno y repartirlas lo antes posible. Por suerte vivo en un piso que es única y exclusivamente de mi propiedad, así que fue "más fácil" porque estaba claro quién debía marcharse de casa.
El problema fue que él no vino a recoger parte de sus cosas hasta varias semanas después (llevábamos casi 3 meses separados) y yo me pasaba el día viendo su ropa, su colonia, sus libros... era como si él aún estuviera en casa. 
Cuándo por fin se decidió a venir me informó que dejaría varias cosas en casa y que sólo se llevaría lo más necesario. Y tras decirme ésto, se llevo la TV y me dejo sin poder ponerle dibujos a Torbellina en varios días.

5.- Buscar un grupo de apoyo. Creo que quizás lo busqué un poco tarde, pero estoy muy contenta de haber encontrado un grupo dónde puedo resolver dudas con profesionales y puedo desahogarme y reír con otras madres que viven mi situación.



Esto es lo que la experiencia me ha enseñado, estos son los primeros pasos que yo seguiría tras una separación. Dicen que de todo se aprende, ¿no?

Comentarios

  1. Mira yo soy de las que pienso que es estupendo y maravilloso las separaciones de buen rollo (ojo que no tengo experiencia en ello) y que es maravilloso llevarse bien por los hijos y demás, pero que siempre es mejor dejar las cosas atadas y bien atadas por el bien de los dos.... pero también soy de las que piensa que incluso cuando te vas a vivir con alguien también hay que dejar las cosas claras en muchos aspectos, y así luego no hay problemas, bastante es tener que pasar por una ruptura como para complicarlo más con papeleo, pero a la larga es lo mejor, por ejemplo con el tema del régimen de visitas está bien que haya buenrollismo y la recoja cuando quiera, pero eso no es nada práctico, porque algún día reharás tu vida y no es conveniente que él entre y salga a su antojo. Lo importante es que estés bien un besazo.

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    1. Está claro... no hay que confundir el buen rollo con no poder rehacer tu vida nunca ni vivir a su antojo!
      Pero no siempre sabemos como afrontar los problemas y aprendemos de nuestros errores... jejeje
      Como bien dices, lo importante es que estamos bien! Un besote

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  2. Yo sobre este tema no puedo opinar porque no tengo experiencia... pero estoy de acuerdo con MisMellis. El buenrollismo como concepto es estupendo, pero el día de mañana que aparezca alguien... probablemente tengas que adaptar todo de otra manera. Pero bueno, que todo llega, tampoco te agobies por eso ahora. Si como dices estás bien, de momento ya es mucho.
    Un besote guapa :)

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    1. No es lo mismo el concepto que la práctica, ¡está claro!
      Un besote :)

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  3. Ñiaaaa no hay que temer a la persona con la que te casas, sino a la persona de la que te separas.

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  4. De los traspies se aprende, una siempre ppiensa que se puede hacer todo de buen rollo, porque asi se quiere, porque sería lo lógico....pero en esos momentos es cuando conoces de verdad a las personas.

    Ya has dado con las piedras, ahora serás fuerte para saltarlas! animo!

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  5. Un error muy común supongo. Las cosas mejor atadas y si quieres las saltas pero sin atar pasan esas cosas.
    Timón es un gran filósofo!

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